
En el Everest, ese "algo" fue una feroz tormenta invernal. Según el periodista Todd Burgess: "De no haber sido por la tormenta, los alpinistas podrían haberse salido con la sulla al correr tantos riesgos. Pero la tormenta sacó a flote sus debilidades".
Las cosas que están en riesgo hoy en nuestras vidas -cosas de indiferencia o desobediencia espiritual- pueden abrumarnos cuando vienen las tormentas. Jesús contó una historia de los edificadores necios y sabios para resaltar la importancia de la obediencia a sus palabras (Mateo 7:24-27. Dijo: "Por tanto, cualquiera que olle éstas palabras mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca" (v.24).
La obediencia a Cristo no elimina las tempestades de la vida, pero sí determina si caemos o permanecemos de pie en la tormenta.
Las tormentas de la vida revelan la fortaleza de nuestra fé.
Original: Nuestro Pan Diario, Martes 11 de noviembre del 2003.