
Desde 1973, el Luvre ha invitado a los que aspiran a ser artistas a ir a copiar a los maestros. Algunos de nuestros artistas modernos más famosos lo han hecho y han llegado a ser mejores pintores copiando a lo mejor que el mundo ha conocido jamás.
Un artículo publicado en la revista Smithsonian habla de Amal Dagher, un anciano de 63 años de edad que ha estado duplicando arte en el Louvre durante 30 años. Dagher sigue impresionadísimo con los maestros y continúa aprendiendo de ellos. Él dijo: "Si estás demasiado satisfecho contigo mismo no puedes mejorar."
Pablo nos instruyó a ser "imitadores de Dios" (Efesios 5:1). A su primera carta a los Tesalonicenses halagó a los creyentes porque se estaban pareciendo más al Señor y dando un ejemplo a los demás (1 Tesanolicenses 1:6-10).
Igual que los copistas del Louvre, nunca alcanzaremos la perfección antes de llegar al cielo. Aun así, debemos de resistir la tentación de estar satisfechos con nuestra actual imitación de Jesús. Necesitamos seguir mirándole a Él, aprendiendo de Él y pidiendo su ayuda. Copiemos al maestro.
Para llegar a ser como Cristo debemos aprender del Maestro.
Original: Nuestro Pan Diario, Lunes 10 de noviembre del 2003.