
Moisés, autor del Salmo 90, vivió hasta los 120 años. Él consideraba que la muerte era inevitable en un mundo maldito por los efectos del pecado. Y sin embargo, no se volvió pesimista. Pidió a Dios que le enseñara a contar sus días de manera que le diera "al corazón sabiduría" (v.13). Él quería estar satisfecho con la misericordia de Dios para poder regocijarse y estar alegre (v.14). También le pidió a Dios que le mostrara Su gloria a la próxima generación (v.16). Así fue como Moisés enfrentó la realidad de la muerte hace miles de años.
Igual que todo el mundo desde Adán y Eva, nosotros sufrimos los efectos del pecado, y la muerte es segura (Romanos 6:23). No obstante, podemos vivir con esperanza y gozo porque Dios envió a su Hijo a morir por nuestros pecados. Jesús conquistó la muerte cuando resucitó de entre los muertos. Y si le recibimos como nuestro Salvador y Señor personal, nosotros también podemos experimentar el perdón de Dios y esperar con ansias el momento de estar con Él en el cielo para siempre. ¿Has enfrentado y resuelto este asunto de vida o muerte?
No estás listo para vivir hasta que estás listo para morir.
Original: Nuestro Pan Diario, Domingo, 9 de noviembre del 2003.